Bridge of Spies

Sí, Spielberg lo volvió a hacer, esta vez en la forma de Tom Hanks siendo un abogado de seguros quien es encargado de defender en un juicio a un hombre que se cree es espía para la KGB, es entonces cuando la moralidad y la comodidad chocan para tratar de sobrevivir a un intercambio de prisioneros con la Unión Soviética en la Alemania de 1957, un acto que tendrá la tensión a tope.

En 1957, la Guerra Fría hacía que las relaciones entre U.S.A y Europa fueran delicadas; lo que se creía de la carrera espacial para el bien de la humanidad era casi opacado por el pensamiento de que alguno de los dos bandos iba a lanzar sin ton ni son una bomba atómica al otro lugar, por lo que prácticas de un país a otro tenían que ser en extremo secretas, la mayoría de las veces por agentes entrenados en el espionaje, es aquí donde entra nuestro co-protagonista, Rudolf Abel (Mark Rylance). Con una magistral primera parte de la película, podemos ver como se podían ganar la vida los espías de la vieja escuela, sin necesidad de hacer piruetas a lo James Bond. Sin embargo, el peligro estaba a la vuelta de la esquina.21089290645_4b98138119_o

Abel es capturado y enviado a juicio, y como es de suponer, se le ha de encargar un abogado para defenderlo, es aquí cuando entra James Donovan (Tom Hanks), un simple abogado de seguros que no toca suelo criminalístico desde hace años, y de paso le imponen una tarea de tan enorme talla como lo es defender a un hombre que nadie quiere. Puede que en su presentación, Donovan haya visto algo en Abel que los demás no, no detectaba malicia en él, y pudo ser el motor de que a la final pudiera darle el visto bueno a su defensa a pesar de que ganará el odio de más de uno con ello.

No explicaré la película, pero eso sí, la recomiendo para aquellos amantes de la carrera de Spielberg o de Tom Hanks, ya que esta producción no se queda atrás en el catálogo. La historia cuenta con dos partes: la primera consistente en el proceso legal por el cual lucha James Donovan para hacer que su cliente Rudolf Abel, no es que se vea como inocente, sino que su condena no sea tan severa; la segunda parte es el intercambio por parte de Donovan, quién más tarde estará trabajando básicamente solo, entre Abel y el piloto Francis Gary Powers (Austin Stowell), quien (de manera casi conveniente) fue capturado por la Unión Soviética en una misión de resonancia aérea ultra-secreta. Pero a esta situación se le suma que los soviéticos han capturado a un estudiante americano que confundieron con un espía, por lo que Donovan ahora tendrá que realizar un juego de acuerdos con los soviéticos para hacer una transacción de 2×1, aumentando el riesgo de rechazo.

Dando un análisis crítico, podemos defender a la película. Si bien la exactitud histórica es omitida en algunas partes ([Spoiler] como cuando un encarcelado Powers, es torturado para que contara los secretos de su viaje y una que otra cosa, siendo que en la vida real éste fue tratado cordialmente por sus captores [Spoiler]), no cabe duda de que es un buen aproximado a los acontecimientos de los años 50′.

Mark Rylance, una de las mejores actuaciones de la película
Mark Rylance, una de las mejores actuaciones de la película

Las actuaciones son en su totalidad, buenas, y debo hacer énfasis particular en Mark Rylance, quien con mucho merecimiento pudo llevar su trabajo a la nominación como mejor actor de reparto en los premios venideros de la Academia. El estilo calmo de Rylance, y su frase típica «Would it help?» (¿Ayudaría?) lo hacen un personaje entrañable.

El velo de la película, la ambientación, la representación de las relaciones durante la Guerra Fría, se ven que no requería de mucha investigación, pero sí de un buen manejo de producción para materializar la época en Berlín, para el momento en que se alzaba tan controversial muro. La escena donde el joven Pryor va en bicicleta por la línea que dividía a la Alemania de por sí rota es un deleite para aquellos fanáticos de momentos históricos en películas.

Paseo en bici durante la construcción del muro de Berlín
Paseo en bici durante la construcción del muro de Berlín

Me causa risa el hecho de que catalogaran a la película (a manera de juego) como una película de James Bond pero sin acción, pero eso no por eso esta película se queda sin momentos para dejarte helado en más de una ocasión. Durante las escenas en que un arma se acciona, no podrás quedarte indiferente, y te hará reflexionar un poco sobre la situación que se vivía para aquel entonces.

La película es una sucesión de hechos que convergen en un final tensionante, donde Spielberg hace uso de la mejor música incidental y así hacer que el espectador entre en unos pocos segundos de desenfreno; no por nada le otorgaron nominaciones en categorías de sonido para los Oscars. Con un final que dejará el mejor sabor de boca posible, recomiendo esta película que, sin antes de estar nominada se veía venir como una de las producciones que hicieron del 2015 un buen año en materia cinematográfica. Si en algún caso ganara a mejor película, no me molestaría en absoluto.

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